Todos los que alguna vez hemos incursionado en marketing y publicidad sabemos trabajo que

conlleva lograr un buen posicionamiento de marca.

 

El tiempo, esfuerzo y creatividad que ello implica, puede ser costoso tanto en presupuesto, como en salud mental de los que están a cargo.

 

La buena noticia es que una vez logrado, esto no cambiará.

A no ser que se cometan errores graves o ... aparezca una nueva instancia de evaluación!.

 

Lamentablemente, esto ha sucedido, y se corporiza en el momento en el que el correo, en sus distintos tipos, llega a nuestra puerta, y nos entrega nuestra compra on line.

 

Ese es el momento en el que el trabajo de años puede derrumbarse.

 

El nuevo perfil de consumidor hace del unboxing, por ejemplo, un hito decisivo para su futura compra.

Influencers de todo tipo de rubro, han construído sólidas carreras en Youtube,

simplemente abriendo paquetes y analizando paso a paso cada parte del proceso.

Esta experiencia es importantísima para gran parte de nuevos compradores, jóvenes en su

mayoría, los que disfrutan este momento como un ritual exótico.

 

Entonces, que pasaría si al momento de comprar nuestra camiseta Nike del Barcelona, ésta nos llegara arrugada en una bolsa?.

Que pasaría si nuestro costoso Malbec que enviamos a un contacto comercial, llegara en una caja de cartón con bollos de páginas de diario para evitar roturas.

Y más aún, que le sucedería a un ambientalista, al recibir su producto en una caja de 10 veces su tamaño, repleta de chips de poliestireno o burbujas plásticas.

 

Porque tengamos en cuenta esto:

Nuestro producto puede tener un bonito packaging, pero si el correo, empresa de logística o de e-commerce, considera un overboxing (sobreempaque), que por lo general sucede sabe Dios debido a que protocolo, sus productos llegarán con las características antes mencionadas.

 

Si uno analiza los comentarios y reviews de estas compras, notará que gran parte de ellas están referidas al packaging o a “como les llegó”, más que al producto mismo.

Estas frustraciones inciden en el posicionamiento normal del producto, modificándolo generalmente para mal, porque todavía la mayoría de las empresas no han incorporado un concepto fundamental para el ecommerce:

 

El packaging es tan importante como el producto.

 

Los nuevos desarrollos de D2C (Directo al consumidor) empiezan a empujar esta conciencia, desarrollando embalajes que ponderan el producto y sorprenden al consumidor al momento de su apertura.

 

Esto viene de la mano de la reducción de costos con la eliminación de participantes en la cadena comercial, como los distribuidores y los negocios minoristas.

Este nuevo presupuesto, debería reinvertirse en packaging y valor agregado al envío en su

conjunto.

 

Las cuestiones generacionales son un factor fundamental en este cambio de conciencia

empresaria, en la decisión de volcar recursos hacia instancias que aparecen como accesorias.

 

Los comentarios favorables, asimilados a “testimoniales”, que tanta fuerza tienen al

momento de la comunicación publicitaria,

pueden volverse peligrosamente negativos, y no por las cualidades del producto, sino por otros atributos que el nuevo consumidor considera como importantes.

 

Asi que amigos del marketing, a volver al trabajo de reposicionamiento de nuestro producto para e-commerce, desarrollando nuevos packaging, nuevas instancias de valor para los consumidores y a comenzar a seguir a los canales de unboxing para entender como reaccionan los consumidores ante el momento mágico de encontrarse con su compra.